La Sección Femenina de F.E. nació en 1934, bajo la Segunda República, con una adhesión muy minoritaria, aunque durante la guerra aumentará el número de mujeres integrantes por el apoyo que recibirá del nuevo régimen. El ideario de la Sección Femenina estuvo marcado por José Antonio Primo de Rivera, “el verdadero feminismo no debiera consistir en querer para las mujeres las funciones que hoy se estiman superiores, sino en rodear cada vez de mayor dignidad humana y soical a las funciones femeninas” (P. Primo de Rivera, Discursos, circulares, escritos, Sección Femenina de FET y de las JONS, Madrid), y por la Iglesia, “el fin esencial de la mujer, en su función humana, es servir de perfecto complemento al hombre, formando con él, individual o colectivamente, una perfecta unidad social”. La doctrina de la Sección Femenina difundía los principios del nacionalsindicalismo y los valores tradicionales, donde la figura de la mujer quedaba inscrita en los papeles de madre y de esposa sumisa. La Sección Femenina defendía la idea de inferioridad moral e ideológica de la mujer, con una subordinación total a la figura del hombre, de ahí, laradicalización de la imagen de la mujer doméstica, relegada al espacio privado, a pesar de que las propias militantes eran mujeres con una vida muy diferente al que propugnaban.
La afiliación de la Sección Femenina aumentó con la llegada de la guerra, ya que formaron parte en el Auxilio de Invierno, creado por Mercedes Sanz Bachiller, y en el Auxilio Social, ambos dependientes de la Sección Femenina.
La Sección Femenina de Falange Española y de las JONS se convirtió en Sección Femenina del Movimiento en 1939, siendo crucial en la maquinaria estatal del franquismo. El fin último de la Sección Femenina era difundir en el imaginario social la figura de la mujer como perfecto ángel del hogar, y pilar fundamental de la familia y los valores tradicionales que alejaban a la mujer de la vida política del país. La mujer, de nuevo, volvía a ser considerada como una menor de edad. “No entendemos que la manera de respetar a la mujer consista en sustraerla a su magnífico destino y entregarla a funciones varoniles. A mí siempre me ha dado tristeza ver a la mujer en ejercicios de hombre, toda afanada y desquiciada en una rivalidad donde lleva -entre la morbosa complacencia de los competidores masculinos- todas las de perder”, José Antonio Primo de Rivera. Con ello, quedaba claro el ideario que se quería imponer desde la Falange y la Sección Femenina.
Con la instauración del Franquismo el nuevo modelo de mujer marcado por la Sección Femenina estaría subyugado el ideario de la Iglesia Católica. Una de las funciones claves de la mujer franquista sería el dar, y criar, hijos para la nueva patria. Con ello, se fomentaba el ideal de la mujer doméstica, encerrada en el hogar, y lejos de ideas, subversivas, que dieran alas a desarrollar una mentalidad crítica. Como se observará, la religión se convertirá en uno de los pilares fundamentales del nuevo régimen, donde la mujer será un punto clave en la propagación de esa doctrina católica.
Tras la guerra civil y la instauración del régimen ilegítimo, durante los crudos años de posguerra el ideario del franquismo respecto a la mujer fue muy sencillo. La mujer pasó de tener una vida política a quedar confinada en las fronteras del hogar, de sujeto activo a pasivo, de mayor de edad a menor de edad. La exaltación de la familia jugó un papel crucial para recluir a la mujer a la esfera privada, para convertirla en el perfecto ángel del hogar. Si la constitución republicana española había afirmado la igualdad jurídica entre los sexos, ahora el régimen franquista aniquilaba todas las reformas del código civil republicano, como el divorcio, el matrimonio civil, etcétera. Asimismo, la educación volvía a ser segmentada, volvía a construirse un tabique entre niños y niñas. El propio ideario de la Sección femenina así recoge la distinción de sexos en materia educativa: “el niño mirará al mundo, la niña mirará al Hogar”. La educación fue un instrumento fundamental de adoctrinamiento durante el Franquismo, y sobre todo, si tenemos en cuenta que las maestras debían de formar parte de la Sección Femenina.
A partir de los años 40, todas las mujeres españolas, entre los 17 y los 35 años, tendrán que pasar por la Sección Femenina, por un tiempo mínimo de seis meses de servicios. Por ello, durante los años siguientes, que corresponden a los años del terror, el número de afiliación dentro de la Sección Femenina irá incrementándose. Sin embargo, en los años 60 la Sección Femenina chocaba con la evolución económica del país, lo que provocó un arrinconamiento de dicho organismo dentro de la dictadura hasta su total disolución tras la muerte del dictador.
A pesar de su desaparición el ideario de la Sección Femenina caló en la sociedad, tanto en hombres como mujeres, de ahí, que la mujer emprendiese desde los albores de la democracia una lucha constante en pro una situación de igualdad dentro de la sociedad. Sin embargo, y como observamos a día de hoy, desgraciadamente, la mujer no vive en las mismas condiciones de igualdad que los hombres.
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